Tu mamá, tus primas, tías y hermanas traen las uñas largas y las pintan de muchos colores, es algo que encuentras muy femenino, y tú quieres lucir igual de coqueta que ellas.
Pero tú piensas “¡ya no soy una niña!”. Esta etapa de transición entre ser niña y pasar a ser una adulta es difícil, puesto que hay algunas cosas que no te permiten del todo. Sin embargo puedes experimentar con tus uñas cortas pero bien cuidadas, buscando diferentes tonos de barniz que vayan con tu ropa, con tu piel o con los accesorios que traigas contigo. También puedes probar dejándolas crecer durante las vacaciones pero, recuerda, las uñas necesitan un cuidado especial: debes limarlas, limpiarlas, cuidar su cutícula y mantenerlas de un tamaño que no dañe a nadie pero que también se note.
Las uñas están continuamente están expuestas al agua y a elementos que las secan como jabones y limpiadores. Esto hace que las uñas se pongan débiles, se partan y "escamen" con mayor facilidad. Las uñas se dañan mucho con el agua. Evitar el contacto con el agua es difícil a menos que no nos lavemos las manos frecuentemente y esto no es saludable. Para combatirlo ponte crema, o aceite cada vez que te laves las manos y asegúrate de cubrir también las uñas.
Aún así, nunca vayas en contra de lo que te digan en la escuela. Si no te permiten tenerlas largas o pintadas, siempre puedes cuidarlas y limarlas cuando estén cortitas, y poner únicamente un poco de brillo en ellas para protegerlas.
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